En la salida aprendimos que los árboles no son solo árboles, cada uno tiene su propia historia y esta tiene que ver con nuestra ciudad. A pesar de que vivimos en esta ciudad, la mayoría somos ignorantes de que estamos rodeados de restos históricos. En el lateral de la Iglesia de Santa María que da al Paseito Ramiro hay incrustadas en una fachada dos balas de cañón de un bombardeo que sufrió Alicante en 1691. En la Plaza del Mar al final de la Explanada en el suelo hay baldosas de color negro, que señalan el lugar en que antiguamente estaba la muralla de la ciudad, con la entrada al puerto. El árbol que más me llamó la atención fue el Ficus macrophylla que deja caer raíces aéreas para soportar el peso de las ramas. En la Plaza Calvo Sotelo hay un pino de tronco muy largo y recto, que solía utilizarse para fabricar los mástiles de los barcos. También aprendí a como se puede conocer la edad de los árboles sin serrarlos para contar los anillos en caso de que no existan registros históricos.
Diana Mozos
