Llega el tiempo de ADVIENTO. No te duermas, es tiempo de despertarse porque el nacimiento de Jesús está muy cerca. Es tiempo de cambiar, de convertirse, de estar alegres en la Esperanza y de prepararse para acogerle en nuestras vidas como lo hizo su Madre, María.
1 Domingo de Adviento: TIEMPO DE VIGILAR. El Señor nos dice que viene a nuestro encuentro, que viene para quedarse con nosotros. Como cualquier visita que llega a nuestra casa, tenemos que tomar la actitud de sanear y embellecer a nuestro corazón, preparar la cuna a un recién nacido, ordenar nuestros pensamientos para que todo esté listo para su llegada.
2 Domingo de Adviento: TIEMPO DE CAMBIAR. Nos disponemos a sanear nuestro corazón: a lavarlo de sus manchas y dejarlo preparado al cambio por el Espíritu. Nuestra actitud es como la de hacer una mudanza: cambiar lo antiguo por lo nuevo, lo que nos hace tropezar por lo que facilita nuestro camino hacia Jesús.
3 Domingo de Adviento: TIEMPO DE ALEGRARSE. Nosotros tenemos que alegrarnos y prepararnos para recibir al Señor. Somos emisores y receptores, testigos y anunciantes del mensaje, que es Jesús. Nuestra actitud debe ser reflejo para todos del amor de Dios:
– Tened el corazón alegre para recibir a Jesús.
– Ser testigos de la alegría del Amor de Dios.
4 Domingo de Adviento: TIEMPO DE ESPERAR. Nuestra actitud debe ser la de acoger a Jesús con la misma alegría y humildad con la que María recibe el anuncio del ángel. Vivir en la esperanza de encontrarnos con Jesús que vive dentro de nosotros, en nuestro corazón.